Por favor, es hora de que el jefe de gobierno tome cartas en el asunto. Toda la ciudad rebalsa de pendejos hiperactivos transformando la otrora pacífica ciudad en un quilombo de grititos y tironeos. El transporte público está colapsado, miles de madres abarrotan los colectivos con su progenie y el acceso a los subtes se ve dificultado por el tapón prepubescente de miles de humanidades de metro veinte (uuuhhh, que elevado nivel de escritura. No somos dignos su alteza). ¿Y los payasos? ¿No notaron una marcada trepada en la cantidad de payasos que se ven por la calle? Lo único que falta es que aparezcan mimos y ahí si, salgo a la calle con una escopeta y aparezco en las noticias.
Una cosa que me llama poderosamente la atención es el motivo que impulsa a las madres a sacar a sus infiernitos a la calle. Realmente no lo entiendo, la mayoría de los críos se la pasan a los gritos y llantos en lo que supuestamente es una salida dedicada a hacer algo que les gusta. Para eso, mejor dejarlos en casa en donde, si se ponen a gritar, podemos pegarles sin que nadie nos ponga miraditas acusadoras.
Pero bueh, hoy empiezan los juegos olímpicos, lo que implica un mes con la televisión conectada por intravenosa a mi sistema y una pregunta para el lector ¿Bonadeo realmente sabe de todos los deportes que comenta? y la pregunta bonus ¿Bonadeo es el único especialista en deportes estrafalarios que hay en el país? Peace out.
